lunes, 6 de julio de 2015

CUADERNOS DE SENEGAL: Rosado rima con salado

El Lago Rosa de Senegal. Foto: Carmen del Puerto.


No es falso color, sino la acción de una cianobacteria (Dunaliella salina) que produce un pigmento rojo como mecanismo de defensa frente a los 325 gramos de sal por litro de agua de este Mar Muerto africano, aparentemente teñido de sangre. Lo llaman Lac Retba, “Lago Rosa” en wolof, al norte de la península senegalesa de Cabo Verde -África es un continente cromático en extremo- y separado del Océano Atlántico por una barrera de dunas. El famoso rally París-Dakar celebraba allí la etapa final de la competición.

Los habitantes de la zona, de la etnia peul, viven de explotar las toneladas de sal del lago. Los hombres (aunque cada vez más mujeres), que pasan muchas horas sumergidos en estas aguas tan salinas y corrosivas extrayendo la sal con palas y cargando las piraguas, deben protegerse la piel con una crema de nueces de karité (árbol de mantequilla), hoy en día muy apreciada en cosmética. En la orilla, las mujeres (ahora también hombres) descargan la sal de las barcas y la apilan en montañas para su secado al sol antes de su transporte y comercialización.

Aunque se flota sin esfuerzo y su profundidad máxima es de sólo tres metros, personalmente prefiero deleitarme con su mera contemplación a sumergirme en esta salmuera de color rosa chicle, si bien la tonalidad varía con la estación y la luz solar. ¡Yo no me bañaría en este lago ni untada en manteca!

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