Detalle de una abertura en los restos del Muro de
Berlín conservados en Niederkirchnerstrasse.
Foto: Laura PDP.
No sé lo que pensarán
los alemanes de que Shakespeare inspire esta entrada sobre su famoso muro,
sobre todo siendo éste uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad de
Berlín como genuino símbolo de la Guerra Fría. Pero tengo mis razones. En la
comedia romántica Sueño de una noche de
verano (Acto V, Escena 1), una grieta en un muro permite la comunicación
entre Píramo y Tisbe, los dos jóvenes babilonios de la mitología greco-romana cuyas
familias respectivas les habían prohibido amarse. El escritor inglés, amante
del recurso del teatro dentro del teatro, rescata su drama –origen de Romeo y Julieta- dentro de la trama principal
de la obra. La escena es representada grotescamente por humildes cómicos en las
bodas de Teseo, rey de Atenas, e Hipólita, reina de las Amazonas.
Lo que me interesa destacar
aquí es que el propio muro tiene un papel en la obra. Lo descubrí estudiando un
verano en Cambridge. Allí me apunté a un curso sobre Shakespeare y los alumnos
tuvimos que representar escenas de A Midsummer
Night’s Dream. Dado mi precario nivel de inglés, me asignaron el papel más
corto de la obra. Así que hice de Muro y, además de extender los dedos simulando
una grieta por la que se besaban los amantes, intervenía en dos ocasiones con
el siguiente texto en inglés antiguo y en verso:
Through which the fearful lovers are to whisper.
(En
este mismo intermedio acontece
Que
yo, Hocico de nombre, represento un muro,
Y
un muro exactamente quisiera que os
imaginarais,
Cuya
pared tiene una grieta o un agujero,
Por
entre la cual los amantes Píramo y Tisbe
Charlan
a menudo muy secretamente.
Esta
cal, esta argamasa y piedra representan
que
soy el propio muro; tal es la verdad;
y
por estas aberturas a derecha e izquierda,
cuchichean
los amantes temerosos.)
And being done, thus Wall away doth go.
(Así,
yo, Muro, he desempeñado ya mi parte,
Y
habiéndose ésta concluido, se retira el Muro.)
Mi dicción no sería muy
buena, pero todos alabaron mi maquillaje facial simulando una pared tapiada, mi
camisa de cuadros a juego y un ladrillo de atrezzo.
Elocuencia en piedra
Si los muros hablan,
el Muro de la Vergüenza es sin duda el más elocuente. Muchas imágenes lo
demuestran. Reservo algunas de ellas para próximas entradas del bazar de la
Metáfora. La imagen de hoy invita al voyerismo, aunque de la erótica del Muro, mejor
no decir nada.
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